Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 18 de diciembre de 2012

Emi


Estampa uno: Una sólida puerta de madera, castiza y con historia. Un salón que no puedo recordar y al poco rato, casi inmediatamente, mi mano en otra mano más grande. Un largo pasillo. Puerta a mano derecha, la cocina. Medio dedo de leche condensada La Lechera en una pequeña taza-vaso de cristal verde transparente, y una cucharilla.

Estampa dos: El timbre de la puerta de casa. La elegancia de la sencillez. El bolso de asas colgado del brazo. Después de saludarnos, con fiesta y alboroto, se sentaba en alguno de los sofás. Era el momento de llegar con el viejo bote de colón lleno de juguetes y volcarlo a sus pies, en medio del salón.

Estampa tres: 1 de agosto. Carretera a la costa. Un matrimonio, 4, 5 o 6 hijos, un perro, dos canarios, una abuela, cinco maletas, tres flotadores, cuatro bolsas, biberones, pañales... ¿Forges? No, familia española en los 70-80.

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Estampa veinticinco: La playa. Una pamela, un bastón, una silla, una risa cantarina, nietos, nietos, nietos...

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Estampa ciento cuarenta y ocho: Tu habitación. Una mecedora, un libro tras otro, unas gafas, una sonrisa...

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Estampa mil ochocientos veinticuatro: pelito blanco y liso, ojillos vivarachos, una sonrisa, una mano pequeña, suave, calentita...

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Miles de estampas, nítidas, personales, llenas de significado, y ahora que lo pienso con un denominador común: alegría. 

Incluso en silencio sentada en un rincón leyendo, Alegría eras tú. Gracias Yy.

Bendito sea el tronco que disfruta del libre crecimiento de sus ramas.

1 comentario:

Mina Patuco dijo...

Gracias sister. Me encanta. Cuántas estampas, y todas como dices.