Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

domingo, 22 de abril de 2012

Toda una vida...


Y ahí estaba, tumbado en el suelo, con cara de desconcierto. Esperaban a que llegase el SAMUR. Puede que solo hubiese tardado unos minutos en recobrar el conocimiento. Pero habían sido unos minutos eternos.
Les alertó un desconcertante ronquido y las dos mujeres le encontraron tumbado boca arriba, como dormido, en el suelo. La de menor edad, la hija, se quedó parada y solo fue capaz de marcar el 112 de su móvil. Fue la mayor, la esposa, la que se tiró al suelo sin pensarlo e improvisó unos primero auxilios intuitivos.
Por fin había abierto los ojos. Se había querido incorporar pero, por consejo del médico con el que les pasó la operadora del 112, le habían ayudado a recostarse de nuevo en el suelo. Le pusieron un almohadón bajo la cabeza. Desde esa posición, respondía a las preguntas que las dos mujeres le hacían con el fin de averiguar si era totalmente consciente de dónde se encontraba y porqué.
Y él, con cara de perplejidad, la miraba. A ella, a su compañera de toda la vida. Se agarraba a su tobillo, quizás buscando algo seguro a lo que asirse, tal vez intentando tranquilizarle a ella, o puede que una mezcla de ambas cosas.
Y en ese intercambio de miradas, en esos minutos eternos, lo dijeron todo sin cruzar una sola palabra trascendental. “Toda una vida…”, en versión Los Panchos, llegó volando, para ponerle banda sonora a aquella escena que la hija observaba, en silencio, disfrutando de lo hermoso de aquella complicidad ajena, tan completa, tan sólida.

(Única versión encontrada)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

qué potito. Igualito que el post que he leído esta mañana en Gavilán Palomo.

Anónimo dijo...

Qué tierna eres churri

La cuerda 3 dijo...

Me encanta, me encanta! más tu texto que la canción. Escribeeeee

La cuerda 3 dijo...

Me encanta, me encanta..qué visual y qué bonito..Escribeeee