Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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viernes, 23 de marzo de 2012

Primavera

Comenzó la primavera con buen pie. Un par de días invernales después de un invierno soleado es un buen augurio para el campo seco. Y aunque dicen -los hombres y mujeres del tiempo- que no nos hagamos ilusiones, una servidora celebró el día de ayer bajo la lluvia, como si de una silenciosa danza indígena se tratara.
Recoletos
El Prado

Os diré que el día me regaló unas horas libres con las que no había contado (cosas de los cursos del INEM). Sin saber hacia dónde dirigirme, pero con una idea subyacente, me llevaron mis pasos hasta Recoletos y el Paseo del Prado. 


¿Otra vez? Sí, otra vez, me lancé al descubrimiento de una exposición en pleno ocaso: El Hermitage en el Prado (hasta el ocho de abril).

Entre lo mejor, las impresionantes joyas. La locura, un dilema, ¿sirve la belleza de las piezas como argumento para sostener su lujo desmedido? Debe servir, cuando tras una revolución se siguen considerando esas joyas tesoros nacionales en lugar de desmontarlos pieza a pieza... ¡Qué complicado es el baremo humano!

Pero no sólo las joyas. La colección de pintura y escultura de los siglos XIX y XX de la última sala: Picasso, Gaugain, Renoir, Matisse, Kandinski... Tres cuadros: Mujer con sombrero negro de Van Dongen, Dos hombres contemplando la luna junto al mar de Caspar David Friedrich y La lucha entre un toro y un tigre en la selva de Henri Rousseau, este último por la anécdota (al autor defendía que el colorido lo había captado de sus viajes por el trópico, cuando lo cierto es que nunca estuvo allí, se inspiraba en el zoológico). Claro que el arte de los periodos anteriores tampoco desmerecen lo más mínimo: Rubens, Rodin, El Greco...
Negro como el azabache...
Ahora que pienso en todo lo que vi ayer me digo ¿Todavía no habéis ido? A qué estáis esperando...
Arriando bandera


Y luego Madrid bajo la lluvia y Madrid tras la lluvia, mañana y tarde. Un hombre que canta. Un gato negro sobre un mostrador. Una trompeta que anuncia la bajada de bandera en el Cuartel General del Ejercito. Paseantes. Temperatura cada vez más agradable a medida que avanza el día. Y yo, como parte de ese paisaje ¡Que bonito es Madrid cuando llueve! me digo. ¡Qué bonito que llegue la primavera y se esfuerce en traer cambios!


(Muchas fotos para tan corto post, pocas para describir toda la riqueza del día de ayer...)

2 comentarios:

La cuerda 3 dijo...

Qué entrada tan romántica! tan tú! preciosa descripción de la primavera que te incluye en su paisaje..

Anónimo dijo...

que vaguita te estás volviendo ¿no?