Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

domingo, 26 de julio de 2020

Soy mágica


Estoy leyendo Ordesa, de Manuel Vilas. Es un libro distinto. Esta lleno de nostalgia, de relaciones padres-hijo, de trocitos de vida, de reflexiones, de vuelta a los años de una infancia de finales de los sesenta y principios de los setenta, de desgaste, de amor y desamor, de muerte, de ausencias, de cosas no dichas y preguntas que ya no encontrarán respuesta. Es un libro hermoso, valiente, casi surgido al hilo de los pensamientos y lleno de una profunda tristeza. La melancolía que desprende se me mete en los huesos a ratos.

Esta tarde, sin ir más lejos, después de mi bañito en la piscina, con el bikini todavía mojado, envuelta en la toalla y sumergida en la lectura, me ha dado por pensar que soy la rara avis de una familia sin tradición de elementos solteros, (divorciados a porrón, eso sí, y también alguna viuda temprana) y escasez de mujeres sin descendencia. En términos lingüísticos se supone que, en comparación, yo sería el elemento marcado. Y, digo yo, eso marca.

No sé si es por mi última o mis últimas lecturas, reflexiono últimamente sobre la soledad del impar. A veces es duro ser sola y hacer esta confesión te deja un poco desnuda. Parece que lo políticamente correcto es destilar orgullo, autosuficiencia y québienqueestoymadremíaparaquélios y viva la liberté. Pues bueno, igual que la vida en pareja no siempre es idílica, os diré que la vida de non tampoco es siempre fetén.

Pues estas cosillas me asaltan estos días, sin ser algo que no me deje vivir. Aunque convencida de que ser sola es duro a veces, en unas épocas más que en otras, también os diré que ser mal acompañada es un carcoma incómoda que roe y roe. Así que, ni tan mal.

Sincronismos, casualidades, llámalo como quieras, esta tarde me he marcado un paseo vespertino tía sobrina y así, porque sí, he escuchado algo parecido a: "Es que tú no te mereces tener marido ni hijos, porque tú eres especial. Tú eres mágica y si tuvieras marido o hijos no pasaríamos tanto tiempo juntas ni haríamos cosas especiales".

Sí, habéis leído bien, resulta que soy mágica y mola mil pasar tiempo conmigo. Y alguien mágico se merece estar solo mientras no encuentre alguien capaz de mirar más allá de convencionalismos, ligazones ficticias e ideas preconcebidas. Mientras no encuentre alguien que lo tenga tan claro como la adolescente que me ha piropeado esta tarde.

Esto me digo yo, tan chula, que no tengo abuela, pero tengo sobrina.

No hay comentarios: