Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

domingo, 12 de enero de 2020

Madrid me da la vida


Es curioso que en plena alarma de contaminación Madrid tenga este cielo tan luminoso en los días de sol. Es un misterio, ¡ay!, el cielo de Madrid.

Y yo me pierdo, o me reencuentro, mientras recorro las calles del centro. Mis pasos se aceleran al tiempo que se hacen más ligeros. Mis zapatillas aladas se ponen en modo muelle y mi cuerpo camina ligero, ritmoso, animado. Se me eleva el espíritu, desaparecen las sombras y toco el cielo con las manos, con la sonrisa, con los ojos, con todo mi cuerpo.

2020 ha llegado entre luces y sombras y yo elijo las primeras. Un solo propósitos de nuevo año que sé que sí cumpliré: ser consciente, al menos un minuto al día, de la maravilla de estar en el aquí y ahora de ese momento, levantar los ojos al cielo y dar gracias, dar gracias por ese momento intrascendente lleno de trascendencia. Quizás suene a tópico, o infantil, pero pienso que la felicidad se encierra en esos pequeños momentos de "elevación" espiritual, anímica, vital, que te ofrece de pronto una lectura, una idea, una conversación, un cafetito al sol, mirar mis montañas, caminar por ellas, abrazar a alguien que no has visto hace tiempo, o que viste ayer... y pasear por Madrid sintiéndote parte de ella. A mí Madrid no me mata, me revive.

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