Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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viernes, 12 de febrero de 2016

The revenant o argumento para un video juego


Miércoles, sesión de 10:00, V.O., sala llena como no la he visto en años, The revenant, la última de Di Caprio. Parece ser que es su quinta nominación a un Oscar que aún no ha caído en sus mano. No dudo de que lo merezca, pero para mí que sería una pena que lo recibiera por esta película.

Una película larga, tediosa, aburrida. Con un argumento que parece más de videojuego que de una película con ambición de peliculón, como parecer ser esta. Un personaje plano, cuya interpretación solo exige parecer lo más asalvajado posible, mascar hierbajos, comer carne cruda por capricho (uno de los absurdos de la película es que caces una trucha con una hoguera encendida y no tengas diez minutos de paciencia para pasarla por el fuego), poner cara de desesperado y machacado por la vida y emitir sonidos guturales.

Tópico tras tópico, el pobre revenant va de percance en percance como un Job perdido en el salvaje oeste, aunque su paciencia no está motivada por la fe ni por la resignación, sino por el deseo de venganza. Se intenta añadir humanidad al personaje mostrándonos imágenes de su desgracia primigenia y haciendo que el fantasma de su mujer gravite sobre sus sueños, pero no empatizas con él por mucho que lo intenten; the revenant (el renacido, en la tradución para el mercado hispano) está muerto desde el minuto uno, no es humano. Dirán sus defensores que estamos ante un relato simbólico sobre la resistencia humana o que hace alusión a nuestro lado animal en situaciones adversas... Qué quereis que os diga, será la edad, pero no me gustan las historias llenas de desesperanza, tristeza y venganza. Me aburren y me hacen bostezar. Sobre todo si duran dos horas y media y son lentas como un tormento macabro.

Asombro y desconcierto en diversas escenas: ya he comentado que no me entra en la cabeza que con una hoguera al lado no se moleste en tostar un poquito una trucha o un trozo de bisonte, pero en fín, queda más espectacular el bocado sangriento; más me alucina que en centenares de kilómetros y kilómetros de bosque no hagan más que encontrarse los mismo personajes, yo no me he cruzado en veinte años con gente que vive a la vuelta de la esquina; ¿y encontrarte una iglesia románica medio derruida en mitad de un bosque perdido de los Estados Unidos?

Y para colmo, ni siquiera la fotografía merece la pena. La historia transcurre en pleno invierno, en bosques pelados de hojas y vegetación, un paisaje que con una buena fotografía podría ser impresionante se oculta con una imagen oscura, triste y sin ningún encanto, igual que el resto de la película.

¿Seré yo? ¿Estaré mayor? ¿Careceré de profundidad simbólica? Pongo la oreja a la salida del cine para escuchar las opiniones de los hipsters culturetas que abarrotaban la sala. No, creo que no soy yo, la peli da mucho que hablar, pero se palpa el desconcierto y el sentimiento de haber sido víctimas de una tomadura de pelo.

Lo siento Leo, pero no quiero que te lleves el Oscar por esta película, quiero que te la lleves por una película que te merezcas, aunque tengas que esperar un poco más.

Lo más triste, que la mejor escena es el ataque del oso (pero vamos, que esa la ves en cualquier videojuego para mayores de 18).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si nadie me confirma que Di Caprio sale en pelotas, no iré a ver este film, menuda tortura.

Gracias por tanta sinceridad

Conchi Newmann