Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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jueves, 4 de febrero de 2016

Lo sencillo


Que tenga que salir una de su letargo para enderezar los pasos de la política nacional...

A ver, señorías, un poco de seriedad, que se me están cayendo ustedes con todo el equipo. ¿No se han enterado aún de que la gente de esté país votó "así de raro" por algo? ¿No venían desde hace tiempo predicando que era hora de acabar con el bipartidismo y empezar una nueva política? ¿Tiene que venir una indocumentada paseante de a pie para que me reaccionen y empiecen a hacer cosas creativas? ¿Creen que está el país para malabarimos de patio de colegio y "no me ajunto" desde una esquina a otra del hemiciclo? ¿En serio se plantean la posibilidad de volverse a gastar un dineral en elecciones para obtener casi los mismos resultados? ¿De verdad creen que su pantomima de absurda imposibilidad va a inclinar la balanza de la noche a la mañana hacia una sacrosanta mayoría que les ahorre el trabajo de dialogar y les permita seguir gobernando bajo la premisa antidemocrática del "por que yo lo digo"?

Les remito a la quinta acepción de la palabra democracia, según la RAE: Participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones. Sí, mientras la opinión general parece estar de acuerdo con la idea de que el mapa electoral parece un puzzle irresoluble, esta paseante de a pie está encantada, esperando que por fin la democracia llegue a este país. Dejensé de pactos blindados y estables y pónganse de acuerdo para nombrar un presidente. No le den más vueltas, ya que el que obtuvo la mayoría se ha retirado porque encuentra un Finis Terrae en la imposibilidad de asegurarse la estabilidad, con un pacto logrado a cambio de pequeños tratados de Utrecht. Estrategia ya vieja y que poquito provecho le ha hecho al país (que las aspiraciones independentistas no han surgido de la noche a la mañana, que se han ido alimentando durante estos últimos treinta años, concesión a concesión, legislatura tras legislatura).

Pues eso, señorías, creatividad y cositas nuevas. Dejen su vanidad y sus aspiraciones de grandeza a un lado. Apoyen la investidura y empiecen a trabajar. Que vuelvan la democracia, la dialéctica y el diálogo. Trabajen acuerdos puntuales para hacer leyes puntuales de calidad, con aportaciones de todos y concesiones de todos. Que ahí tendré yo la prueba de que les preocupan más los ciudadanos que sus sillones. Imaginen qué maravilla si son ustedes capaces de hacer, por ejemplo, una ley de educación con aportaciones de todos y para todos, igual dan con la fórmula de la Ley de Educación que se merecen nuestros chavales.

No se veten unos a otros, escuchense -con lo bonita que es la escucha-, dialoguen, pacten; pero de forma puntual, no se casen unos con otros, representen la pluralidad que esta España mía, esta España nuestra, esta España suya, les ha dado en forma de votos e intenten hacer cositas buenas, bonitas y si es posible rentables (no diré baratas, que suena feo).

¿Utópica yo? Para nada, sencillez y, por supuesto, honradez, ante todo honradez.

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