Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 25 de abril de 2011

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Despierto, me enderezo, hago un absurdo paso que tiene más de break que de dance, pero que me sirve para desentumecer los huesos, los músculos, los tendones. Hasta el último rincón de mi cuerpo.
Me acerco a mi balcón. Descorro las cortinas, subo la persiana, abro la puerta y separo las hojas de la contraventana. La luz del sol me da directa en los ojos. Los entorno, dejo que poco a poco mis pupilas se acostumbren a la claridad.
Miro el cielo azul, aunque todavía con algunas nubes, y respiro el aire fresco de esta primera mañana después del paréntesis. Miro las ventanas de enfrente, y voy bajando, piso por piso, hasta que llego a la calle y me entretengo con el va y ven de traseúntes. Desde la punta de mis dedos vuelvo a sentir, el baile se extiende por todo mi ser. La savia negra que crea vida, sonidos, música, palabras, corre como loca por mis venas.
Hola ¿Hay alguien? Grito en caracteres alfabéticos. Mi llamada responde al temor de que mi -nuestra- ausencia haya dejado el barrio desierto de caras amigas (me tranquiliza ver luz en el piso de C.)

¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Qué importa? ESTOY.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Buenos días!!!, pues a mí me duele el hombro.

Anónimo dijo...

Es lo que tiene haberse pasado la semana santa dejando mensajes desesperados a oídos sordos...
M&M