CENA DE YAYOS Y PRETENDIDA MODERNIDAD
Hace 5 años
Hay días de luminoso sol y otros en que no para de llover. A ratos me distraigo mirando la primera mosca que pasa y otras veces la actividad es tan frenética que no sé hacia donde mirar primero.
Te equivocas y no te equivocas. —le respondo mientras me levanto, vuelvo a colocar mi cojín de meditación en su sitio y abro la puerta—.Ya estoy levantada y meditada y soy consciente que el día de ayer me envolvió en sus horas y no me permitió cumplir mi autopromesa. He decidido hacer algo mucho más creativo: he decidido no castigarme y celebrar que ayer fue un día creativo en todos los sentidos. Para empezar, volvió a amanecer, el otoño sigue siendo benévolo pero ya se vuelve romántico, quiero decir que ya se siente un poco más fresco y un poco más húmedo y el aire un poco más puro. El día de ayer me permitió cumplir el plan de comer con una amiga a la que no veía hace tiempo y me regaló un cierre de tarde improvisado e interesante. Y además, aterricé en un Madrid lleno de música; justo un día después de que apuntase en mi cuaderno, entre esas ideas volvanderas que apunto, lo que me admira que la gente coja una partitura y sepa leer música. ¡Dios, mío, Mel, me acabo de dar cuenta de que soy una analfabeta musical!