Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 16 de agosto de 2011

Volver

Sí, no nos despedimos, pero me fui. Y ahora vuelvo. Mañana me reincorporo a la rutina. Me siento con Mac y mis sentimientos y pienso, converso conmigo misma y me pongo ¿filosófica? ¿psicológica? ¿ética? ¿perlética? ¿perpléjica?...
Me asomo, por la puerta mágica del balcón, esa que me permite ver reflejados mis antiguos post y contrasto. Mis palabras del año pasado por estas mismas fechas y las de este año. Afortunadamente las personas cambiamos, no somos un electrodiagrama regular y armónico, sino la gráfica irregular de un seísmo. Imaginaos que todos los años en las mismas fechas os contase lo mismo de la misma manera. Puede que fuera cómodo, pero el balcón sería una suerte de "almanaque de la marmota" y yo no me refugiaría en él de la misma manera (a veces me sirve de refugio, otras de lanzadera, otras de escenario para cantarle a la vida. El balcón tiene eso, es un espacio abierto con mucha perspectiva).
Por otro lado, esa gráfica loca es una línea continua y cada nuevo trazo es consecuencia o continuación del anterior. Supongo que todos los veranos llego a mis vacaciones un poco desquiciada, un poquito hasta las cejas de todo, un poco necesitada de aire puro, de nuevas ideas, de un centrifugado anímico, espiritual, cerebral. Necesito desplazarme en el espacio y dejar pasar el tiempo, para volver a ser yo, para mejorarme, para seguir creciendo.
Tengo la manía de ver mis defectos en los fallos ajenos. Eso me lleva a intentar interpretar -más que comprender- determinados comportamientos y "justificarlos" -que no perdonarlos, ni mucho menos- desde mis debilidades. Quizás me equivoque en mis interpretaciones, pero a nivel personal es un buen ejercicio. Los humanos somos cerriles, obcecados y absurdos muchas veces. Puede que en ocasiones sea dura conmigo misma pero es una forma de aprendizaje como otra cualquiera.
En resumen, que de todo se aprende.

No hay comentarios: